La idea es aprovechar una buena cantidad de garbanzos para preparar cuatro variaciones de hummus diferentes, aunque podemos dedicarlo a una única elaboración, ajustando un poco los ingredientes.

Para la receta básica solo tenemos que triturar con un robot o batidora los garbanzos escurridos con el ajo (sin el germen interior), la tahina o pasta de sésamo, un buen chorro de zumo de limón y una pizca de sal, comino y pimentón al gusto.

Una vez triturado todo, añadir aceite de oliva, caldo o agua poco a poco para ajustar la textura, que debe ser melosa pero no líquida, aunque todo va en gustos. Probar y ajustar las cantidades de sal y especias.

Separar una parte para emplatar al natural con aceite de oliva, pimentón y sésamo. Seleccionar otra porción para hacer el hummus de aguacate, mezclando con un tenedor el hummus con la pulpa de un aguacate maduro sin el hueso, añadiendo algo más de limón.

Para el hummus de remolacha, separar otra porción y triturar con media remolacha cocida y troceada, corrigiendo el punto de sal, ya que es muy dulzona. Finalmente, preparar el hummus de pimiento combinando la masa restante con uno o dos piquillos sin semillas y un toque de chile movido para darle un punto picante.

Servir los distintos hummus decorando con más semillas de sésamo blanco o negro, perejil o cilantro picado, aceite o zumo de limón.

Con qué acompañar el hummus de sabores

Este conjunto variado de hummus de sabores y colores pide hacer un buen despliegue de picoteo para mojar y untar, aunque la opción más saludable sin duda son las crudités o palitos crudos de verduras y hortalizas. Zanahoria, calabacín, rabanitos, tronco de brócoli o apio son muy refrescantes, ligeros y crujientes, un complemento perfecto para cualquier hummus. También podemos añadir algunos crackers, mejor si son caseros e integrales o con semillas.